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En el lago Estínfalo vivían unas aves que se alimentaban con carne humana. Eran enormes y tenía cabeza de serpientes, unos afilados colmillos y unas garras muy poderosas de bronce. Estas aves, cada vez que veían un presa arrojaban desde sus alas una lluvia de plumas puntiagudas.
Euristeo le encargó a Hércules que acabara con estos pájaros. Así que marchó con sus arco y sus carcaj. Cuando encontró el lago, se metió en él y cuando tenía el fango a la altura de la cintura se esperó a que se acercran los pájaros para disparales. Pero se dio cuenta que así no podría acabar con ellos y dijo en voz alta: "¿Qué puedo hacer?"
De repente ayó una voz de mujer que le dijo que le ayudaría. Esta mujer era Atenea, la diosa de la sabiduría. Ella llevaba una lechuza y una especie de sonajero.
Le dijo lo que tenía que hacer. Le dijo que subiera a lo alto de risco y agutara el sonajero que suena como el crujido de una gran llamarada. Cuando los pájaros lo oyeron salieron despavoridos y entonces aprovechó para disparales con sus flechas. Mató a muchos pero otros huyeron.
Según cuentan, se han visto algunas aves en en la isla de Ares en el Mar Negro.
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