
Euristeo mandó a Hércules que le trajera el toro vivo.
Cuando llegó a Creta se fue a buscar al toro sin armas, lo único que llevaba eran unas cadenas de bronce para inmovilizar al animal.
Cuando Hércules iba por un sendero se encontró con el animal. El toro se fue para él paro pudo esquivarlo. El toro se volvió y cuando fue a envestirle y estaba cerca saltó sobre sus cuernos y se subió a su grupa. Le agarró por los cuernos y tiró hacia atrás hasta que que lo derribó. Le ató las patas con las cadenas y se lo echó a la espalda para llevarlo hasta Euristeo.
Euristeo quiso sacrificarlo en el templo de Hera, pero Hera rechazó la ofrenda. Entonces lo soltaron en la llanura de Maratón, cerca de Atenas y allí siguió matando hasta que Teseo lo mató.
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